lunes, 26 de octubre de 2020
lunes, 14 de septiembre de 2020
El Martín Fierro de estos tiempos!!
En tiempos donde los héroes se visten de blanco y luchan diaramente por salvar vidas, aparece este personaje tan legendario como auténtico, pero...¿cómo lo ven nuestros alumnos?
miércoles, 9 de septiembre de 2020
miércoles, 19 de agosto de 2020
viernes, 14 de agosto de 2020
martes, 11 de agosto de 2020
jueves, 4 de junio de 2020
Reconocimiento a Raúl Maltagliati
ESAS COSAS A VECES PASAN Raúl Maltagliati
Esa semana me tocaba el turno
noche, para colmo en julio las temperaturas eran crueles, a veces pensaba como
puede ser que a alguien le guste el frío, pero no hablo del frío cuando estás
en tu casa, aunque no tengas calefacción, hablo del frío cuando te toca estar
afuera y no hay guantes, pasamontañas o campera que impida que el viento te
corte la piel y te haga literalmente tiritar como si estuvieses contra la pared
y un puma te acosa, o estas en el otro extremo de una pistola, son cosas que
imagino cuando cumplía mi turno en la estación de servicio donde trabajaba y es
la única cosa que evitaba volverme loco, porque en invierno y de noche en el
año 1985 no había movimiento hasta las seis o siete de la mañana, cuando
empezaba el ruido en los taxis y trabajos.
Me costó mucho adaptarme al
trabajo, sobre todo al cambio de turno, los que ya eran expertos con muchos
años de calle me pasaban como alambre caído, teníamos que anotar un número que
había en el surtidor, que marcaba la cantidad de litros vendidos en el turno,
entonces, las primeras veces, yo escribía y el que me entregaba el turno, con
una linterna, leía el número y me lo cantaba para que lo anote en la planilla,
cuando me di cuenta que me cantaban un número que no coincidía y, por
consiguiente, que tenía que poner yo de mi bolsillo, opté por cantar el número
y el que entregaba el turno anotaba, pero cuando me di cuenta que el número
venía mal de antes, empecé a anotar yo solo y pasar el numero inflado al turno
anterior y quedarme con mi parte y después se verá cuando explote todo, y el
dueño se dé cuenta, entonces cada uno se tendrá que salvar solo.
Una noche del 4 de julio estaba
solo barriendo la playa con aserrín y querosén, pensando en mis locuras y en un
medio de zafar del despido y/o la cárcel cuando se sepa todo el quilombo de la
bola de faltante de dinero que se iba formando, se me ocurrió fingir un robo,
esconder unas latas de aceite y decir que me apuntaron y me robaron, en esa
época no ponían cámaras, lo pensé seriamente, pero no me animé, era muy
arriesgado y podía pisarme cuando me interrogara la policía. Lo seguía
pensando.
Me sacó de mi letargo el ruido de
un auto, me doy vuelta y veo una cupé fuego violeta estacionada junto al
surtidor. Me acerco y baja del coche un tipo raro, pantalón blanco con hebilla
grande dorada, camisa violeta abierta hasta el pecho que dejaba ver una cadena
de oro gruesa y encima un gamulán de cuero de oveja, de moda en esos años.
El tipo era flaco, alto, con una
melena ensortijada hasta los hombros, pero una leve calvicie que le daban
aspecto de frente alta, era desagradable a la vista pero agradable en el trato,
muy entrador y carismático.
-flaco te puedo pedir un favor- me dice.
-según lo que sea- respondo
-mirá, me quedé sin guita y tengo que llevar esta mina hasta
su casa, ¿me podés fiar?-
¿Qué hago? Pensé, si no vuelve me clavo.
Entonces medité: el tipo parece
pesado, puedo hacer pasar la guita con el faltante eterno y poner más clavos a
mi ataúd, al fin y al cabo es lo mismo.
-bueno loco, pero volvé, porque si no lo tengo que poner yo
y mi sueldo no es muy holgado. -Respondí
- si no vuelvo preguntá por el negro Videla y me encontrás
en algún café a la mañana o un boliche a la noche.-aseveró.
-no hay drama sé que vas a volver.-aventuré
-gracias flaco- dijo y se fue.
Cuando hice el cambio de turno a
las siete de la mañana, le pregunto a mi relevo si lo conocía al Negro Videla.
-Quién no lo conoce, es el cafiso del momento, es pesado,
tiene como 20 minas laburando para él, el que se pasa con alguna se las tiene
que ver con el o sus “amigos del barrio”, me entendés.
Me fui a mi casa y me olvidé del
tema, total la guita estaba justificada y no la puse yo.
En el siguiente turno hice lo de
siempre y cuando estaba acomodando las latas de aceite W40, sentí el mismo
ruido y veo en el reflejo del vidrio a la cupé fuego violeta.
No supe que pensar, si vio una
veta blanda y volvía por más, estaba en el horno.
Lo abordé sin más:
-cuanto te cargo flaco- dije con voz descuidada.
-Llenalo-dijo
Me subió un sudor frío por la espalda, si vio la veta se
sirve, y me exprime con su fama.-pensé.
Cuelgo la manguera y le digo:
-son 150 pesos.-
-¿pusiste lo de anoche?-
-No con lo de anoche son 200 pesos-
-¿Cuánto ganás?-me pregunta.
Huy no, ahora me ofrece trabajo
con él y quedo en el quilombo para siempre, si le digo que sí, me embarro, si
le digo que no se enoja y me caga a tiros. ¿Qué hago?
-2000 pesos al mes,¿ por?- le agregué el “por “para sonar
descontracturado, cuando estaba tiritando pero no de frío.
-¿vos sabés quién soy?- me escupe a bocajarro.
-no, ni idea, ¿por?- de nuevo el “por”.
-me fiaste dos o tres días de trabajo sin conocerme ¿Por qué?-
-porque estuve en la misma que vos y cundo pedí fiado no me
lo dieron, además, no sé porque pero sabía que ibas a volver.-
-mira vos el flaco este, es todo un personaje.-les dijo a
sus amigos en el auto.
Me
pagó, con propina, y agregó, una especie de saludo.
-chau “personaje”.-
-Chau.-dije y se fue.
No lo vi mas,
salvo de lejos cuando pasaba por la calle.
El tiempo pasó y
la bola de “encajes” se hizo insostenible, hasta que estalló. Cuando vieron un
faltante tiraron del hilo y salió toda la espuma aprisionada debajo.
Hubo una
auditoría y llegaron a la conclusión que venía de lejos y estábamos todos
involucrados.
Un miércoles a
las 10 de la mañana se citó a reunión de personal hasta a los que estaban de
franco, la cosa estaba fea el dueño empezó con lo de la confianza dañada y
terminó con van a ir todos en cana, para terminar en el que acepta renunciar
sin cobrar un mango se salva.
Todos
renunciamos, nos hicieron firmar un papel y se lo íbamos entregando al dueño al salir, nadie se animó a mirarlo a
los ojos, yo estaba último; pensé que hacer, no podía quedarme sin trabajo,
tenía que hacer algo distinto que los demás, quejarme, asustar con un abogado,
el sindicato, hasta el ministerio de trabajo pasó por mi mente.
No pude pensar más,
me tocaba a mí entregar el papel, por lo menos no voy a bajar la vista, no tengo
nada de qué avergonzarme, ellos me llevaron a eso y yo respondí con mi hambre.
Cuando se lo doy
el dueño me dice:
-Vos no pibe, vos si querés te
quedás.-
-si quiero quedarme, necesito el
trabajo, pero ¿por qué?
-porque sos un “Personaje”,
entendés.-
Asentí con la
cabeza y salí afuera.
Desde ese
momento hice carrera y llegué a jefe de personal, me jubilé y fui normalmente
feliz.
Cada tanto me lo
cruzaba al Negro Videla en le estación, pero no se acercaba a hablar
simplemente me tiraba un:
- “PERSONAJE”-
Relatos con reconocimientos
MIS SUEÑOS
Llegando a los 70 años de mi vida, se
empezaron a cumplir mis sueños que desde chica nunca pensé que se iban a
cumplir, y cumplido por mi hijo menor llamado Diego, quien me llevo a conocer
el mar, ese sueño que jamás lo había contado. También fui a Mendoza que es un lugar histórico y fue
hermoso ir al Cristo Redentor con él, Norma y Luisa; Con el también conocí la
cancha de River y parte de Buenos Aire.
Tuve la oportunidad de conocer la Cumbrecita con quien
también compartí con mi hija Normita donde pasamos un día magnifico, un hermoso
paisaje de ríos con aguas cristalinas.
Hice viajes particulares que nunca pensé hacer que fueron a Salta,
Bariloche, Catamarca , Mar Chiquita y Córdoba que también los compartí con Normita.
A la edad que tengo estoy muy conforme con lo que he podido logra y quiero
seguir compartiendo momentos de felicidad con mi familia, nietos, biznietos,
amigas y hacer todo lo que esté a mi alcance. Ignacia Sanchez
El desconocido Michael Benitez
4
de marzo de 2034. Era una noche de abril en pleno centro de la ciudad de
Córdoba. Todo iba muy bien, nada fuera de lo normal, mucho tráfico como
siempre, aunque poca gente en las calles.
De
la nada apareció un hombre corriendo, era bastante alto, ese bigote gigante
resaltaba aún más que su extraño sombrero. Vestía muy raro, con un largo saco
negro que combinaba perfectamente con sus brillantes zapatos de gala. En su
cuello colgaba una cámara de foto que se zarandeaba de un lado a otro. Corría
desesperado, parecía no saber dónde se encontraba ni donde poder ir, estaba perdido.
En un momento se detuvo detrás de un auto que estaba estacionado a la orilla de
la vereda, luego camino repentinamente hacia atrás en dirección a la calle
tomándose la cabeza con ambas manos mientras hacía gestos como si se estuviera lamentando
de algo; sin darse cuenta de tanta frustración, quedó en medio de la calle, donde
fue atropellado repentinamente por un taxi que no pudo frenar a tiempo e hizo
volar por el aire al sujeto, quién desafortunadamente cayó de cabeza al asfalto
muriendo instantemente.
Para cuando la ambulancia llegó, ya nada se podía
hacer. Al momento, un montón de policías, periodistas y vecinos de la zona
rodeaban el lugar. Al llegar el comisario juan, vio aquella multitud de gente, se
fastidió y ordeno mandar a sacar a todos y poner las cintas amarillas que
indicaban que nadie podía pasar. Luego vinieron los expertos, levantaron el
cuerpo en una camilla y lo trasladaron a la morgue para poder hacerle la
autopsia. Una vez allí, revisaron el cuerpo y en el bolsillo interno del saco
tenía una billetera llena de distintos tipos de billetes y monedas, algunos eran
de esta época, otros ya no circulaban y varios no parecían ni existir, ¿de
dónde los había sacado?. Además de eso también había una libreta, donde se
encontraba su nombre, David mantilla.
Se buscó datos de esta persona, pero no se encontró
absolutamente nada, era como si hubiera desaparecido de todos los registros, ¿quería
escapar?, ¿pero de quién?. Al paso de algunos días, al ver que nadie venía por
el, decidieron buscar en el Renaper, ahí se
encontró registrada una libreta de casamiento en la
que figuraba que estaba casado con Elizabeth García. Actualmente la señora
tendría 87 años de edad. Su dirección estaba muy lejos de la comisaria, así que
el comisario decidió ir a su casa a comunicarle la noticia personalmente y
hacerle algunas preguntas.
Al llegar a la casa, le dio la noticia y comenzó directamente
con las preguntas. Con lágrimas en los ojos, Elizabeth comenzó a relatar una
extraña historia.
–En el año 1975 comencé a salir con David. En el 76´
cuando ya hacía poco más de un año que estebamos de novio. David me invito a
conocer a su familia y yo accedí, luego de unos días viajamos hasta el campo de
su familia donde íbamos a almorzar. Después del almuerzo, salimos a dar un
paseo mientras fotografiábamos árboles y aves. En un momento le pedí que
regresáramos, entonces él me dijo que volviese, que en un momento me alcanzaba,
así que se quedó fotografiando solo bajo unos árboles. Después de que llegué a
la casa pasaron un par de horas y el no volvía, decidimos salir a buscarlo y no
había rastros de él, había desaparecido, como si se lo hubiera tragado la
tierra. Al otro día hicimos la denuncia y comenzaron a investigar. Pero un mes
después de eso, apareció en la puerta de mi casa bastante alterado y repitiendo
que había viajado con una extraña nave hacia el futuro. Nadie entendía lo que
había pasado, pasó varios días muy alterado, aunque lo ayudamos y salimos
adelante. Nunca quiso hablar mucho sobre eso ni dar tantas explicaciones.
Unos
años después nos casamos y cuando parecía que todo marchaba bien, desperté una
mañana con una nota diciendo que se iba de viaje por algo muy importante y que
volvía pronto. Tres o cuatro meses después me llego una fotografía con la fecha
de 2012, diciendo que estaba bien y que estaba por volver. Quede bastante
alterada, ¿cómo había conseguido comunicarse conmigo a casi 30 años después?, ¡era
imposible!. Quería una explicación, esperaba su regreso con ansias pero más que
todo deseaba preguntarle cómo había logrado viajar en el tiempo. Al volver no
dio muchas explicaciones dijo que era algo nuevo y que no sabía cómo hacerlo
bien pero podía, supuse que era algo difícil de explicar así que lo deje hasta
ahí, quería saber, pero me conformé solo con tenerlo de vuelta sano y salvo. Un
mes después volvió a desaparecer nuevamente. Pasaban los años y eso se hacía
habitual. Desaparecía un mes o dos y volvía a aparecer en la puerta de casa.
Hasta el año 2006 donde llego otra foto del 23 de septiembre del 2025, donde decía
que al volver ya no tendría que volver a estar lejos de mi y que me explicaría
todo. Eso fue lo último que supe de él hasta que me llamo usted ésta mañana, dijo
la señora mostrando aquella increíble foto del 2025.
Desconcertado
y sin saber que decir o preguntar el comisario se despidió de la mujer y
decidió
ir a la comisaria. Pidió que se buscara el registro de denuncias del año 76'. Y
efectivamente encontró la denuncia hecha por Elizabeth, con ella la foto de un
hombre, el cual el comisario constató que era la misma perdona que el fallecido.
Luego
de eso. el caso quedo estancado, ya no había de donde sacar más pruebas, así
que
los
superiores del comisario ordenaron cerrar el caso. Intento seguir por su cuenta
aunque
no pudo encontrar nada.
Todo
quedó en el olvido, nunca se supo si el caso fue real y probablemente nunca se
sabrá.
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