lunes, 18 de octubre de 2021

Oriana Cabral y su cuento ganador del primer Concurso de escritura Ediht Vera... Felicitaciones!!!

 

      Lo que un globo ve


      

       

    La vida de un globo prácticamente comienza cuando lo llenan de aire, pero muchos globos se escapan para ver el mundo, en realidad su vida comienza en las fábricas, pero lo que ellos toman como vida es el momento en el que van a explorar el mundo en sus diferentes situaciones, y es su corto plazo de vida logran ver muchas cosas, varias versiones de los humanos, circunstancias e historias.

La vida de este globo no fue larga pero tampoco mala. Todo comenzó en un parque de diversiones muy colorido, con muchas luces, demasiadas para su gusto, estaban inflándolo para un niño pequeño, pero por un descuido del señor que lo inflaba logró escaparse; Tomó envión y fue hacia lo desconocido. Su viaje comenzó en una ciudad pequeña cuyo nombre le fue difícil recordar, decidió comenzar su viaje por el sur de esa ciudad donde lo primero que llamó su atención  y que lo hizo estancarse en el aire fue ver una niña, pequeña, cabello castaño claro, ondulado y con esas dos colitas a los costados, distintivas, por lo que le costó olvidarla, con ese vestido verde con zapatos color café. La vio cruzar la calle de la mano de una señora, demasiado joven, diría que era su madre por el gran parecido entre ellas; Al cruzar la calle pararon frente a una casa, la señora sacó de su bolso negro un par de llaves que metió en la cerradura de la puerta de entrada pero antes de entrar levantó a su hija, teniéndola entre sus brazos la besó en la frente. Eran felices, no pudo ver al padre a simple vista pero a pesar de eso se notaba que eran felices.

Luego de unos segundos decidió continuar su viaje que prosiguió por el sureste, lo que le llamó la atención de esta parte de la ciudad fue el edificio de una empresa, no pudo distinguir que clase de empresa porque al fin de cuentas, era un globo. Pero era un edificio, no muy alto, con muchas ventanas grandes. En una de ellas pudo ver un joven, se notaba a gusto con su trabajo, era alto y de traje, trabajaba mucho por lo que llego a notar, pero a pesar de eso en ningún momento hizo algún gesto de desagrado, o cansancio. Al ver al hombre trabajar tan concentrado, no quiso molestar por lo que decidió seguir rumbo al suroeste, nada le llamaba la atención por ese lado hasta que logro ver a lo lejos a una anciana mirándolo a través de una ventana, decidió acercarse para verla con más claridad. Al ya estar frente a ella la vio sentada en un sillón frente la ventana, mirándolo con esa mirada perdida en sus ojos; Llevaba un camisón blanco y un collar, una cadena dorada, con el cabello blanco a mas no poder y una mirada desorbitada, cuando el globo se asomó por su ventana la anciana sonrió levemente pero la sonrisa no duro mucho, al parecer por la edad, el más mínimo movimiento la agotaba, el globo se quería quedar un momento más con ella pero el sabia que no iba a durar mucho tiempo por lo que decidió seguir con su viaje en lo que le quedaba de vida.

Su viaje continúo por el Este, por este lado de la ciudad solo había un parque, no muy grande al cual inconscientemente se fue acercando. El parque estaba cubierto por una reja alta y puntiaguda, en la entrada había un camino de tierra rodeado por césped verde, bien cuidado. Lo siguió hasta el interior del parque donde había una fuente de agua cristalina, allí solo había árboles, arbustos y flores en las orillas, muchos asientos y en un extremo un que otro juego para niños.

Estaba desolado, no había ni una sola persona, cuando en un parpadear de ojos se prendieron las luces del parque junto con las de las demás calles, miro al cielo y al darse cuenta de que era de noche supo que no le quedaba mucho tiempo, al intentar salir del parque se empezó a sentir mareado, muy mareado, al parecer le quedaba mucho menos tiempo del que pensaba, era un día de verano muy caluroso por lo que el Elio no le duró mucho, al sentir tal debilidad se posó sobre la fuente de agua donde se desinfló por completo.

A veces no vemos con claridad las cosas, a veces vemos lo que queremos ver y no lo que tendríamos que ver, como en el caso de este globo, suele pasar que a veces en tus últimos momentos de vida o cuando sabemos que no nos queda mucho tiempo, queremos ver las cosas como imaginamos porque sabemos que las cosas en realidad no son siempre un tanto buenas, o tal vez, si sabemos cómo son las cosas pero fingimos que no. En realidad la niña no era una niña, era una adolescente, el globo la vio como una niña porque así la veía la madre, una niña y con ese pensamiento trae los conflictos, discusiones y malentendidos en la relación de un padre con su hijo, cuando no se percata de la madurez que le espera a su hijo y hablando del padre, el padre… no había un tal padre, la madre era muy joven cuando tuvo a la niña por lo que el padre no se presentó, realmente la niña no tenía una figura paternal, por lo que la madre hizo lo que pudo para cumplir los dos papeles a la vez.

 El joven en realidad no era lo que aparentaba, trabajaba día y noche, a veces doble turno, no estaba con su familia por tratar de mantenerlos, darles los mayores gustos y comodidades, el joven si aparentaba ser feliz, pero se puede notar a simple vista en el rosto de una persona el cansancio y el sentimiento de no poder más, le faltaba horas de sueño, horas con su familia, horas de tiempo para él.

Si el globo no hubiera estado segado por su mundo de fantasía, hubiera notado el lugar en el que realmente estaba la anciana, en un asilo de ancianos, la mujer si era feliz, por lo menos tenía eso, si tenía familia, pero no estaba presente que es lo mismo que no tener una, no la dejaron ahí porque no podían cuidar de ella, sino porque pensaron que sería una carga, en ningún momento se negó de la decisión de su familia, hijos o nietos ya que no quería ser una molestia pero trato de sacarle el lado positivo, pensó que la visitarían seguido, que la extrañarían más, esperó y esperó… en ningún momento la fueron a ver. Cuando el globo se asomó por su ventana, era el instante de felicidad que le hacía falta para aceptar cerrar los ojos y caer en un sueño profundo, ya que nadie la extrañaría, cayó en un sueño profundo, tan profundo que sabía que no volvería a despertar.

Lo único que el globo percibió con los ojos de la verdad fue el parque, inconscientemente buscó un lugar tranquilo, pacífico y verdadero en el cual pasar sus últimos momentos de vida.

Pero nada de eso importaba porque al fin de cuentas cada quien puede elegir si percibir el mundo con los ojos de la triste verdad o la dulce mentira.

                                                      

                                                                                                                     -Analfabeta