martes, 5 de marzo de 2024

¿Más o menos humanos? Por Tomas Perez Trabajos que se presentaron en la Olimpíada de Filosofía

 ¿Más o menos humano? De: Naranjo en flor Con el desarrollo de nuevas tecnologías como las prótesis, chips neuronales, órganos artificiales, etc., las cuales modifican nuestro cuerpo, surge la pregunta, ¿perdemos nuestra humanidad?. Para poder responder esta primera pregunta, primero debemos saber, que nos hace ser humano, que nos diferencia de ser un animal. En palabras de Friedrich Nietzsche: “El hombre es la cuerda, no el puente, la cuerda entre el animal y el super hombre” (2019). En este ensayo trataré de responder estas preguntas: ¿qué significa ser humano? Y, ¿las nuevas tecnologías nos harán perder nuestra humanidad? Quizás nuestro conocimiento sobre nuestra propia muerte, el saber que algún día pereceremos, ese pensar, nos haga humano. Ya que en palabras de Ernest Becker ese es el verdadero terror: “haber emergido de la nada, tener un nombre, consciencia de sí mismo, sentimientos profundos, un anhelo poderoso por la vida y la expresión de nosotros mismos, y, aun así, tener que morir” (1973). ¡Qué clase de Dios haría semejante platillo para los gusanos!. Pero qué tal si estos gusanos comen de nuestro cadáver para así fertilizar la tierra en donde crecerán las plantas que se comerán los animales que después comeremos nosotros y así en este bucle sin fin nada se pierde. Así que debe haber otra cosa que nos haga humano, tal vez mi persona: todo lo que percibo como “mío”, lo que visto, gustos, bienes materiales (mi ego) pero ninguna persona es una isla ya que como humano tenemos la profunda necesidad de relacionarnos entre sí, organizarnos en sociedades; familia, amigos, pareja, comunidades, etc. O tal vez sea nuestro lenguaje, aunque esto en cualquier ocasión solo ayudaría a organizarnos en sociedades. Sin embargo hay otros seres que ya lo hacen tales como las hormigas quienes tienen jerarquías sociales, crían una especie de ganado y tienen algo parecido a nuestro lenguaje. ¿Y qué tal el amor? de entre todas las posibilidades esta es quizás la más acertada pero cuando hablo de amor no me refiero a ese amor horrible que está de moda, esa idealización del amor que vende chocolates y rosas en San Valentín, eso no es amor, es romance el cual mata al amor. Cuando digo amor me refiero a esa capacidad de poner la cara por el otro, la razón por la cual me levanto tan temprano en la mañana, la razón por la cual voy a la escuela los días de semana, la razón por la que voy a trabajar, la razón por la cual escribo esto en un papel digital para que le lleguen mis palabras a alguien que quizás nunca conozca. Pero entonces, ¿qué nos hace humanos? No hay solo una cosa que nos defina como tales, quizás sea todo lo antes nombrado o quizás no, aunque si tuviera que elegir una sola cosa que nos convierta en humanos sería el amor, ese principio unificador que convierte a un grupo de personas en civilizaciones, esa cosa que nos hace colaborar entre nosotros y ser cada día mejor, crecer en complejidad dentro de nuestra insignificante canica azul que llamamos Hogar mientras navegamos en este infinito mar que es el cosmos. Por lo que no creo que por más modificaciones corporales que nos hagamos nos harán más o menos humanos ya que en cualquier caso solo modificaron el “objeto”, lo que veo cuando me miro al espejo. Pero qué tal si estas nuevas tecnologías llegan a tal punto que son capaces de modificar mis sentimientos o cambiar mi manera de percibir el mundo o capaces de cambiar mis pensamientos que derrame sobre este ensayo, ¿sería yo o sería otro?, bueno primero hay que aclarar que nuestros pensamientos y sentimientos al igual que nuestro cuerpo están en constante cambio ya que son el resultado de la interpretación de lo que sucede a mi alrededor, pero esto está más atado al azar. Sin embargo, imaginemos que las tecnologías avanzan a tal punto que un día cada uno de nosotros tenga implantado un chip en nuestro cerebros y que estos a través de pulsos electromagnéticos nos hagan actuar, sentir cosas y que lo peor de todo es que creamos que lo hacemos por convicción propia o que quizás algún día podremos comprar a la vuelta de la esquina de nuestra casa felicidad encapsulada en pequeñas pastillas o que la interfaz máquina-humano avance tanto que seremos capaces de traspasar nuestra conciencia a una máquina superando así nuestras limitantes biológicas. A este punto, ¿seguiríamos siendo humanos o nos habremos convertido en una cosa que no puede ser llamada humano? La verdad es que no lo sé. Es por eso lo invito a usted, querido lector o lectora, que imaginemos, porque nunca hubo mejor época para hacerlo. ¿Con qué maravillas nos sorprenderá este universo?, ¿serán años de paz o de guerra?, ¿viviremos en una utopía o una distopía?, ¿será una historia de sacrificio o de placer?, ¿serán años de terror o de felicidad?, ¿vendrán épocas de escasez o de abundancia?, ¿vivirás por ti o por el mundo? ¿Da miedo no? Y recuerda solo tienes una oportunidad, una bala, una sola vida. ¿Qué nos deparará este caótico y desconcertante juego del azar en cual tiramos los dados todos los días al cual llamamos futuro?. Pero para ti, querido lector sin rostro, sin nombre, sin edad, carente de cuerpo, espero que encuentres consuelo en estas palabras: “Mientras el sol, la luna, las estrellas existan y uno tenga la voluntad de vivir, aún habrá esperanzas”.

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